12/10/07

Otoño en el valle del Tiétar (Ávila)



El miércoles pasado hice una breve escapada a la cara sur de Gredos, en el valle del Tiétar abulense. La desidia constructora de los setenta en Arenas de San Pedro, que sólo alcanza el umbral de belleza cuando el viajero se aleja y toma esa carretera vecinal que repta entre Guisando y Poyales del Hoyo, sigue siendo su mejor seña de identidad. Creo recordar alguna excursión durante la niñez para visitar Arenas y sus cuevas del Águila. Es un aroma tan desleido que sólo la fealdad de ciudad con apreturas que es Arenas de San Pedro acierta a despertar mi memoria. Menos mal que la densidad plomiza de Gredos, su imponente estampa, lo redime todo. Camino de Poyales y Candeleda se produce al fin el milagro: el viajero ha dejado el otroño gris y feo de la mañana madrileña y dos horas después ha sido capaz de retroceder en la máquina del tiempo para regresar a esta eterna primavera verde y florecida con que El Raso le saluda. Sólo la soledad de estos pueblos castellanos, llenos de calles desiertas en mitad de la semana otoñal, es capaz de ensombrecer el asombro por la luz de Gredos que tanto añora el viajero.

No hay comentarios:

Archivo del blog

Datos personales

Si estás interesado/a en saber más sobre nuestros libros visita la web www.bartlebyeditores.es

Visitas