Mi amiga Berta me ha pasado el enlace con este interesante artículo que firma hoy en El País el novelista Luisgé Martín. Es una visión del mundo del libro en la era de internet. Ese mundo donde no existirán libreros, ni editores, ni traductores, ni correctores, ni bibliotecas ni bibliotecarios (ni agentes literarios ni distribuidores, claro) porque, señores, al libro le ha alcanzado (de muerte) la modernidad. Y a lo moderno, ya se sabe, no se le puede poner puertas. En internet los lectores saldrán de debajo de los teclados. En realidad siempre ha existido una masa latente de ávidos lectores en nuestro país pero la tiranía del mercado y de los precios los tenía encadenados. Ahora, liberados al fin de ella, accederán de una vez a la verdadera cultura. La cultura sin tamices. Todos seremos escritores. Todos nos descargaremos miles de libros en nuestro Kindle y leeremos cien libros electrónicos al mes (o más, naturalmente). O mejor, sólo hojearemos la primera página y media de cien libros al mes. Y ya no habrá editores porque la tarea de descartar la harán los lectores liberados. Las conversaciones entre ellos serán del tipo:
"¿Cuántas páginas y media te has leído en el último año, Nik?"
"He perdido la cuenta, Puk. Según la memoria de mi lector de e-books llevo (páginas y media) elevado a n", "Muy bien, Nik. Que se jodan los heditores. Esto es vida. Biba la livertad. Biva hinternet".
Os dejo con el artículo de Martín:
Aristóteles distinguió hace ya muchos siglos entre la democracia, que es el gobierno del pueblo, y la oclocracia, que es el gobierno de la plebe o, si se prefiere, de la muchedumbre. En la primera, elegimos a los que creemos mejores y delegamos en ellos -bajo vigilancia crítica- para que nos dirijan. En la oclocracia, en cambio, no elegimos a nadie ni delegamos nada: todos opinamos de todo, todos hacemos todo y todos somos sabios en cualquier materia y profesión.
La otra ciudad: Santander
Hace 10 años
4 comentarios:
Hola Pepo: te copio aquí el comentario que acabo de dejar en El País.
TODO está editado. Sobre todo en internet, donde cada blog es deudor de una plantilla previamente diseñada por los editores de Google. Desde las webs hasta los rótulos de carretera siempre hay detrás una persona que decide qué contenidos pasarán al público y en qué fuente, cuerpo, interlínea y márgenes de la puesta en página. En los ebooks también los habrá. Pero ahora se llaman "Creadores de contenidos para internet".
bastante interesante pepo, hace poco un amigo, cuando publiqué mi poemario digital me dijo:
"tranki, aunque no esté en papel, pronto, la gente lo tendrá en los e-books (o algo así)"
y razón no le falta.
Hola, Cristina. Ya lo he visto. Una cosa es editar "textos" y otra, bien distinta, "libros". Los creadores de contenidos para libros, ya sean en formato papel o en formato e-book son los autores.
Voltios, bien ¿cuántas descargas de tu poemario has tenido?
Hola: acabo de leer el artículo de Luisgé Martín. Me he sentido bastante de acuerdo con su opinión. Ya expresé algo parecido en el blog de Manuel Rico.
Para mí la labor principal de una editorial siempre ha sido la de selección: he descubierto a alguno de mis autores favoritos con el método de pasear entre los anaqueles de una biblioteca y hojear los libros de las editoriales a las que daba crédito por la satisfacción causada en el pasado con otros títulos. Hay editoriales que es muy raro que te decepcionen: siempre sabes que hay un listón de calidad superado en ellas.
Imagino que las editoriales se estarán planteando cómo incorporar la oferta del e-book a su catálogo. Imagino también que esto puede ir bien en el caso de best-seller, aunque si acaba ocurriendo lo mismo que con la música, que alguien lo cuelgue en Internet, y se pueda descargar gratis, bajarán sus resultados (y aquí no se pueden dar conciertos). Supongo que su estrategia pasará por un primer lanzamiento en papel, y, cuando las ventas estén bajando, relanzar el libro con la versión e-book.
Veo raro que las editoriales que se dedican a la Literatura, lancen a la vez la versión papel y la e-book. Supongo que empezarán con cosas descatalogadas. Imagino que será arriesgado traducir un libro, corregirlo, y que en una semana esté gratis en la red.
La versión directa en e-book puede ser una estrategia de una empresa nueva que se proponga trabajar con muy poca inversión: puede optar por clásicos, (y esto lo puede hacer también una editorial con más antigüedad y más amplio fondo), o por novedades. Este último mercado me parece difícil: cómo convencer a alguien que pague, aunque sean dos o tres euros, por algo que no está contrastado previamente por la crítica o por nadie.
Supongo que de aquí a unos años veremos esto: se pone de moda un libro editado directamente en libro e-book, y se lee sólo en formato electrónico…, no hablo de calidad hablo de moda, contagiosa moda (mucha gente lo leerá porque tiene la tecnología para hacerlo. Lo importante será la tecnología y no el texto) y otra empresa querrá repetirlo… pero de nuevo ¿cómo elige el posible comprador de Literatura?
Es más si se cierra el mercado y nadie traduce ni corrige los textos, y las editoriales van desapareciendo, y todo en la red es igual que todo ¿Qué me bajo para leer, aunque sea gratis y tenga 20.000 para elegir? Sólo podría confiar en los clásicos, conocidos por el trabajo de editores o críticos del pasado ¿Cuál equivale a un libro de los que yo hojeaba en la biblioteca de esa y no otra editorial?
Imagino que por el problema anterior los lectores seguirán comprando libros, confiando en las editoriales que consideran sellos de garantía. Soy optimista: me niego a creer que vaya a desaparecer TODA la Literatura, que una época no necesite la ficción de las libros o películas o música que la refleje.
saludos
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