Yo, de mayor, quiero ser funcionario de algún ayuntamiento. Cuánto estrés, madre mía. Tal y como están las cosas en este país (y en el mundo, por extensión), uno tiene la simpleza de pensar que instalar una empresa en un término municipal debería generar una especie de euforia mal disimulada entre los funcionarios de turno y, por extensión, en los políticos locales. Diagnóstico erróneo. Uno espera que le agasajen con unos taquitos de jamón y un vaso de limonada cuando, desafiando la que está cayendo y el calor del mes de julio, se acerca (iluso) a las oficinas de la Concejalía de Medio Ambiente e Industria del ayuntamiento madrileño de Mejorada del Campo y plantea su deseo de instalar en dicho término municipal una oficina (pongamos la de Bartleby Editores) y un almacén de libros (digamos, el fondo editorial labrado durante casi once años). Y, oh, sorpresa, descubre que un primo de Kafka recibe parapetado tras un mostrador a los arriesgados emprendedores. Y resulta que para que te informen del trámite para solicitar una licencia de inicio de actividad en M. del C. hay que hacer una consulta previa a un técnico de "industria" del citado ayuntamiento. Bien, que salga. No, no. Hay que rellenar un impreso de "solicitud de consulta previa a la instalación de la actividad", junto con otro impreso denominado "tasa por expedición de documento administrativo urbanístico" (¿?), pasar por alguna de las oficinas bancarias de la localidad e ingresar 24,14 €, hacer efectivo el ingreso, volver (otro día o el mismo, si no se ha caído ya en el pozo de la desesperanza) a las dependencias municipales, entregar ambos documentos junto con un plano de situación de la nave (¿pero es que no se trata del ayuntamiento local y no saben ellos dónde tienen sus calles y sus polígonos?), y esperar pacientemente a que un técnico nos diga qué calificación tiene en este municipio la edición de libros. Espero que no sea considerada, después de todo, una actividad peligrosa o subversiva (vaya uno a poner por caso)...
Sí, no os equivocais: en Mejorada del Campo se rodó aquel anuncio de Aquarius sobre un señor que llevaba años y años construyendo con sus propias manos una catedral y que se emitió hace dos o tres años, llenando el pueblo de autobuses con turistas ansiosos de ver con sus propios ojos lo que salía por la tele...
La otra ciudad: Santander
Hace 10 años
1 comentario:
Gajes del oficio.
Pero míralo por el lado bueno, y échale un vistazo al post que viene antes de éste. ¿A que vale la pena?
Un saludo :D
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