27/7/07

Un paseo en barca por el Ebro


El río es lo que se ve y lo que no se ve. El hombre que pilota el barco nos comenta al navegar cerca de la orilla el punto en el que las aguas ocultan un pozo de varios metros bajo el fondo arenoso. Dice que hace pocos años, al dragar el río, aparecieron en él todo tipo de armas y municiones que los soldados leales a la República abandonaron tras la derrota. También comenta, cuando pasamos junto a los pescadores, que él no comería esos peces. Sus capturas. Al amanecer, si te acercas a la orilla de algún embarcadero, puedes ver sus lomos plateados refulguiendo por un instante sobre la superficie de las oscuras aguas. Le preguntamos la razón. Porqué él no comería. Conoce el río como la palma de su mano. En qué tramos las algas dificultan la navegación. Dónde sobresalen peligrosos troncos atorados en la arena. En qué lugar el calado no es suficiente. Podría navegar con los ojos tapados con una cinta, dice orgulloso. Es joven. No más de treinta y cinco. Moreno. Cubre gran parte de su rostro con el ala de una gorra de plato. Parecería un patrón de yate si lo trasplantaramos a otro lugar no muy lejano. Por la nuclear, contesta. Ascó se encuentra unas decenas de kilómetros aguas arriba. No comería nada de lo que se pueda pescar aguas abajo. Pienso que este agua se extrae con bombas para regar los cultivos que inundan el fértil valle de Mora d'Ebre. Al fondo aparece, como un escenario de película, la figura del castillo templario de Miravet, un puzzle de la historia desparramándose en edificios desde lo alto del teso hasta la orilla del río. Le pregunto si sabe cuándo concluye el plazo de vida de la central. No lo sé, contesta. Acaban de hacerle hace un par de años unos ajustes y es muy probable que haya una prórroga, dice. Le pregunto por lo que opina la gente de la comarca. Y él dice "yo nunca la quitaría". Dice que la nuclear ha traído riqueza. Que Ascó cuenta con unas instalaciones deportivas que ya quisiera, para sí, cualquier complejo de alto rendimiento. Hay muchas empresas en la zona que trabajan para la central. Sería una ruina que se cerrara. Miravet, su perfil de ensueño, se acerca lentamente mientras la corriente tira de la barca con parsimonia. Pienso en las ganancias. Pienso en el riesgo. Nadie dice nada en la embarcación. El río es lo que se ve y lo que no se ve.

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