/.../ Luego, durante unos instantes, no dice nada. Simplemente dirigen sus pasos hacia la estación. Mientras anda, T. silba flojito.
-¿Y a qué hora amanecerá por fin? -le pregunta M.
T. lanza una ojeada al reloj de pulsera.
- A ver, en esta época del año..., pues, más o menos, a las 6:40. Resulta que en esta época del año las noches son más largas. Aún será de noche un rato más.
- Ya estoy harta de la oscuridad.
- Es que, originariamente, a estas horas tendríamos que estar durmiendo ¿sabes? - dice T.-. Si miráramos el curso de la historia, hace muy poco tiempo que el ser humano empezó a salir sin peligro durante las horas de oscuridad. Antiguamente, los hombres, en cuanto anochecía, tenían que refugiarse en las cavernas para proteger sus vidas. Y nuestro reloj biológico todavía está programado para domir en cuanto se pone el sol. /.../
La otra ciudad: Santander
Hace 10 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario