Es tiempo de listas. Listas que elaboran
críticos y medios. Listas con muletas donde ni están todos los que son ni son todos los que están. Listas que se ordenan según los gustos y lecturas personales de críticos que son, a la vez, juez y parte: poetas, narradores y críticos. Vengo diciendo desde hace días que, en Bartleby, nos gustan mucho las listas, en especial aquellas en las que salen nuestros títulos. Qué otra cosa decir. Así que aquí os dejamos nuestra mejor lista: la de los 16 libros que hemos publicado en estos últimos 12 meses (para predicar en el desierto, claro):
1.
La cabellera de la Shoá. Félix Grande (epílogo de Juan José Lanz).
Tal como relató Félix Grande, antes de visitar el campo
de Auschwitz-Birkenau, ya había viajado en otras dos ocasiones a Polonia, pero
no había acudido al campo de concentración “quizá por cobardía”. Cuando lo hizo
“creía que conocía prácticamente todo el horror que había allí”, pero no fue
así. Lo que más le sobrecogió fue la enorme mata de pelo de mujer que se
exponía en un escaparate de cristal a la mirada del visitante. La Guía del Museo de Auschwitz
lo describe como sigue: “El Ejército Soviético encontró en los almacenes, al
proceder a la liberación del Campo, cerca de 7000 kg de pelo humano,
empaquetado en sacos de papel. Era solo un resto que las autoridades del Campo
no tuvieron ya tiempo de enviar a las fábricas situadas en Baviera, para su
transformación […]. Con el pelo se fabricaba una especie de sayal.” Esos
cabellos humanos son el origen de La cabellera de la Shoá. Si el silencio es una alternativa cuando la palabra miente,
como señalaba Steiner, también el lenguaje puede desvelar la verdad de lo
inenarrable. Frente al silencio, el horror de Auschwitz habla a través de las
esquirlas de lenguaje del poeta para decirnos su verdad. Del epílogo de JUAN JOSÉ LANZ

2. Beat Attitude. Antología de mujeres poetas de la generación beat (selección, traducción y notas de Annalisa Marí Pegrum). Hubo
mujeres. Relegadas a un segundo o tercer plano por un canon crítico que, aun en
nuestros días, sigue mitificando a las figuras masculinas del movimiento, las escritoras
de la generación beat no se limitaron a ser meras amantes, esposas o amigas: también
fueron escritoras prolíficas que, en numerosas ocasiones, no obtuvieron el suficiente
reconocimiento. Beat Attitude, antología de mujeres poetas beatniks seleccionada y traducida por Annalisa Marí Pegrum, viene a restañar, en buena medida, esta
laguna existente en las ediciones en español con una disección que incluye los
poemas de Elise Cowen, Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane di
Prima, Denise Levertov, ruth weiss, Janine Pommy Vega, Hettie
Jones, Anne Waldman y Mary Norbert Körte. Es la vibrante
poesía de unas mujeres atribuladas que
se vieron obligadas a luchar contra las restricciones de la cultura, la familia
y la educación imperantes en la
Norteamérica de los años 50 y 60 para desarrollar su talento artístico.
Hubo mujeres. Aunque a veces no lograran salir del segundo plano
del encuadre, sí hubo mujeres. En las páginas de este libro está la respuesta.
3. Haz lo que te digo. Miriam Reyes. Con
Haz lo que te digo, cuarto libro
de la autora, Miriam Reyes alcanza
su madurez poética. Es como si después de bucear en las entrañas del
yo, de degradar al sujeto más allá
del límite de lo grotesco y de recuperar su propia genealogía deformada, la poeta entendiese que solo con
la semántica del cuerpo no podía
abarcar la complejidad del diálogo.
Así, decide cerrar su diario de la
negación para construir un modelo
comunicativo. Y quizá el imperativo
del título sea señal de esto:
Haz lo
que te digo no representa un acuerdo
de sumisión en una relación, sino
una invitación a la transgresión que
tenemos que aceptar para disfrutar
de la lectura. FRANCESCO ARDOLINO
4. En soledad con ella (Antología 1948-2015). Angelina Gatell. Tal y como ocurre con
toda gran poeta, Angelina Gatell es
propietaria de un mundo exclusivo e intransferible aunque compartido con las
mujeres que han vivido su tiempo: el amor como flecha de luz en una realidad
sombría, la memoria colectiva como parte esencial de la memoria histórica de
nuestro país, la memoria íntima y personal, la crítica al autoritarismo en
todas sus formas, el canto a la libertad y a favor de los derechos de las
mujeres, los amigos, la poesía de los otros y, sobre todo, de las otras, y la
vida cotidiana y sus servidumbres. Con En soledad, con ella el lector tiene
en sus manos toda una crónica sentimental convertida en verso. Una crónica
sentimental que es también un recorrido por nuestra historia reciente, desde la
posguerra hasta los comienzos del siglo XXI: una historia llena de luces y de
sombras pero en la que Angelina Gatell,
una de nuestras grandes poetas, ha depurado especialmente las sombras. Algo
difícil de evitar por quien fue “niña de la guerra”. Y con quien ha vivido
hermanada, pese a una honda conciencia de soledad, “con ella”: con la Poesía. Poesía con mayúscula,
sin duda. MANUEL RICO.
5. La derrota de nunca acabar. Miguel Naveros. Las secuelas de nuestra Guerra Civil sobre la
conciencia colectiva alcanzan a varias generaciones: son heridas que no acaban
de cicatrizar. Los protagonistas de los once relatos de La derrota de nunca acabar, que comparten con su autor el nombre
Miguel, reflejan la intensidad de esas consecuencias. Hombres y mujeres que
vivieron la guerra y, en su caso, la postguerra, en el lado de los vencidos;
hombres y mujeres que fueron poseedores de un sueño y de no pocas utopías
barridas por la derrota de abril de 1939. Generación tras generación, en
secreto o a viva voz, la
Historia y las historias han sido transmitidas a los más
jóvenes por quienes protagonizaron la tragedia que provocó el golpe de estado
contra la II República.
Emociones, dolor, humor, pasión por la cultura y por la poesía, amor, esperanza
y decepciones: todo ello está en esta colección de relatos en la que Miguel Naveros nos habla del pasado
para situar al lector de hoy ante las renuncias y olvidos del presente y ante
los desafíos de un siglo XXI en el que la memoria histórica seguirá
interpelándonos.
"
w:st="on">la Poesía. Poesía con mayúscula,
sin duda. MANUEL RICO.
6. Ficciones para una autobiografía. Ángeles Mora. Rastreando en
los lugares de la memoria, con unas gotas de ácido o con un dedo de ternura y
otro de sarcasmo, Ángeles Mora, una
de las voces más sólidas de la poesía española actual (femenina o no femenina)
nos ofrece en su último poemario una autobiografía fictiva donde se mezclan el
mundo de ayer y el mundo de hoy. Consciente de que toda autobiografía es
mentirosa, edulcorada o maldita, se limita a constatar ese carácter de ficción (esa mentira que se usa cuando
se quiere decir alguna verdad) para resaltar el carácter de la autobiografía,
para recuperar la memoria y desvelar sus lugares y sus tiempos. Porque la
memoria siempre está ahí, es el refugio de ahora mismo. Las ficciones,
pues, se utilizan para no dejar que las verdades se escapen por las grietas de
la memoria, y así la autobiografía “finge” que se despoja de cualquier máscara
para preguntarse si es otra mentira o no, para arrancarle al poema su verdad. En suma, la
sabiduría poética que ya nos había mostrado Ángeles Mora en anteriores libros vuelve a presentársenos en Ficciones
para una autobiografía con su mayor lucidez. JUAN CARLOS RODRÍGUEZ
7. Carencias. Esteban Martínez Serra. ¿Para qué más está la
poesía, sino para salir de las ficciones sentimentalistas de la vida y verla de
cuerpo entero? ¿Para qué más puede ser la poesía sino para visibilizar el
esqueleto de lo vivo que no vemos? ¿Para qué sirve la poesía sino para anunciar
lo que está roto en el orden natural? ¿Para qué está la gran poesía sino para
que ese final que ya conoces te parta en dos o te dé la vuelta de adentro para
afuera? En un poema sobre la poesía moderna Wallace Stevens afirmaba que esta es
una puesta en escena, pero que es a la vez el escenario y el espectador. Sin
duda es Carencias entonces un poema moderno, escrito en un tono de
parábola. Intemporal se diría, aunque nunca antes se pudo haber escrito, no
antes de que el mundo rodara hacia su abismo y rompiera su orden natural, y las
palabras son aquí el dominio exclusivo de Esteban
Martínez Serra y las criaturas que atiende son su hijo y su padre, aunque
sean buitres. VALERIE MEJER
8. Cuentos de los viernes. Justo Sotelo. Los
Cuentos de los viernes son una historia de amor entre “ella” y “él”,
dos personajes sin nombre que no pertenecen a un país concreto. Se
aman a través de la literatura, en la realidad y la ficción. A lo largo de la
primera parte, UNO, van descubriendo poco a poco la realidad del mundo
en el que viven a través de sus cuerpos, de los sentidos, de sus miradas.
En la segunda parte, DOS, empiezan a convertirse en literatura, y es ahí
donde su historia de amor pretende hacerse eterna, algo que consiguen
en el encuentro de sus almas, TRES, donde el tiempo y el espacio
desaparecen y solo quedan ellos, “él” y “ella”, fundidos en el Universo.
Por eso el lenguaje también se extingue con ellos tras alcanzar el clímax.
Estos microrrelatos son una selección de los cuentos publicados por
Justo
Sotelo durante los años 2014 y 2015 en el Diario Progresista, donde han
tenido un gran éxito de lectura y magníficas críticas.
9. La oscura voz del cisne. Angelina Gatell. Angelina Gatell, en este su octavo libro de poemas, se enfrenta
a la memoria personal y a la memoria colectiva de un tiempo
que ha dejado una profunda huella en la conciencia de varias
generaciones. Y lo hace recobrando la densidad y el calor
de las amistades vividas y de los momentos compartidos con
quienes son parte esencial de la historia de la poesía en castellano del último medio siglo. Los amigos que llenaron tertulias
memorables, las amigas con las que maduró entre sueños y
decepciones, los instantes de amor, de felicidad compartida o
de dolor e incertidumbre. La oscura voz del cisne está hecha
de poemas intensos, reflexivos, cargados de emoción, en los
que se transparenta, más allá de la propia experiencia de la
autora, la respiración de quienes, a lo largo de su dilatada
vida, han contribuido a edificar su biografía, su educación sentimental y cultural, su poesía en definitiva. Eso sí, tamizada por
la cotidianidad del tiempo joven evocado, por la melancolía
ante las pérdidas, por la proximidad de la muerte: Hierro, Blas
de Otero, María Beneyto, Vicente Aleixandre, Pablo Neruda,
Ángela Figuera, Meliano Peraile o Gerardo Diego regresan
junto a muchos otros seres y escenarios cercanos y queridos (el
padre, los hijos, la hermana, la ciudad de entonces, un histórico café…), parte esencial del imaginario que aguarda “en un
lugar de mí donde pervive / algo del él, del tú, del yo que aún
duelen tanto”. MANUEL RICO

10. El Sur. Marcin Kurek. Ante la inminencia de una fatalidad,
imaginada o real, el pensamiento humano se rebela y busca una justificación de
la vida a través de un recuento de los acontecimientos por los que ha pasado,
establece relaciones a partir de hechos que son en realidad arbitrarios e intenta
darle un sentido, aunque este se resista a quedarse dentro de un marco
racional. Así es como construye su propia imagen, partiendo de una serie de
premisas que resultan ser ilusorias. El protagonista del poema largo El Sur de Marcin Kurek piensa que está en sus
últimas horas de vida después de saber que ha bebido de una botella en la que
habían traído, en un viaje por Europa hasta Polonia, una rama de adelfa. A
partir de ese momento, empieza un viaje en su interior, un repaso mental que va
en varias direcciones: es geográfico, donde tienen una gran presencia Italia,
Francia o España, es temporal y es intelectual. Realiza su propia “anábasis” en
un sentido literal y en un sentido metafórico. Galardonado en 2010 con el Premio
de la Fundación Koscielski, uno de los más prestigiosos de su Polonia natal, El
Sur es un gran poema de la modernidad XABIER FARRÉ
11. Cíngulo y estrella. Marta Sanz. Cíngulo y estrella,
cuarto poemario de Marta Sanz, es un
cancionero de celebración. De celebración de dos cuerpos que se reescriben
el uno al otro mientras el tiempo pasa. Treinta años. Estos poemas hablan de lo
que el amor leal puede tener de subversivo en una época en que la
pornografía deja de transgredir las normas para convertirse
en moneda de cambio del capitalismo. Hablan de la falta de solemnidad de
la convivencia, de la compañía, del amor como sentido de la propiedad y
del ahorro. De la pereza y de la generosidad como acto reflejo. De las
mutaciones del sentimiento y de que no todas las mutaciones significan
desgaste.
La palabra nace de la dificultad y del
atrevimiento de llevarle la contraria y corregir formas aletargantes,
cursis y domesticadas, de expresar y sentir el amor. Se aspira a
renovar el imaginario al uso para indagar en la pasión amorosa y sus
metamorfosis; en la sexualidad genital y en otros conceptos de la sexualidad;
en los celos retrospectivos, los encuentros imposibles, los malos augurios
y las relaciones condenadas a morir que, pese a todo, persisten.
Cíngulo y estrella es un cancionero. Una mujer casada cuenta una
historia. Con alegría y una punta de cinismo.
12. Cuando dijiste no ¿querías decir nunca? Fani Papageorgiou. Es de celebrar que se
edite ahora por primera vez en español Cuando
dijiste no, ¿querías decir nunca?, primer poemario de Fani Papageorgiou, griega de nacimiento,
formada en los EE. UU. y residente desde hace años en Londres. La de Papageorgiou, como toda buena poesía,
no busca cosas extrañas sino lo que de extraño hay en las cosas. Una intención
de narrar la sentimentalidad del mundo desde el punto de vista de la anomalía,
intención que por un breve instante de tiempo une la intención de la poeta con
la del científico. La mirada extrañada que tuvo que tener Newton para ver lo
raro que es que una manzana siempre caiga hacia abajo y no hacia arriba, no se
diferencia de la mirada extrañada que tiene Fani Papageorgiou para decirnos tan certeramente cómo termina el
amor o cuando propone una delirante y sorprendentemente empírica Escala de
Beaufort (aquella que mide la velocidad del viento). Intuiciones que en sí
mismas crean una red de analogías tan seminales de la tradición como
contemporáneas. La poesía en nuestro idioma está de enhorabuena con esta publicación.
AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO
13. Buena gente. David Lindsay-Abaire. Margarita, la protagonista de Buena gente, es una heroína de
nuestros días. Madre soltera de una chica de cuarenta años que
tiene un severo retraso físico y psíquico, Margarita hace todo lo
que puede para sobrevivir con su hija en un mundo cada vez más
frío, más inhumano y más cruel para la gente a la que la suerte les
ha sido esquiva. Los personajes de Buena gente están tan bien
construidos que uno casi siente que los conoce o que, al menos, se
ha cruzado muchas veces con ellos. Da igual que vivan en Boston,
Buenos Aires o Madrid, o que se llamen Margaret o Margarita. Y
es que David Lindsay-Abaire y su protagonista lo tienen muy
claro: tu vida puede cambiar solamente con un golpe de suerte
y Margarita, como cualquiera de los millones de personas que
habitan en las grandes ciudades del primer mundo, nunca lo ha
tenido. Quizá también podría haberle ido mejor si no hubiera sido
tan buena gente, pero ella nunca eligió ese camino. Cuanto más se
acerca el teatro a la vida más me gusta. Y esta obra, ya lo verán,
es pura vida. DAVID SERRANO
14. Sistemas inestables. Rubén Martín. “¿Y si un poema pudiera deformar la realidad, filtrarse por sus poros,
sustituirla lentamente?”. Las cinco composiciones que forman este
libro, independientes pero comunicadas entre sí, son Sistemas inestables que
proponen diferentes respuestas, desviándose de sus puntos de equilibrio para
cuestionar en ese movimiento las fronteras entre identidad y alteridad, pureza
e impureza, lo vivo y lo inerte, el yo y sus prótesis. Mediante un lenguaje que
se interroga a sí mismo y no oculta las huellas del proceso de escritura, Rubén Martín persigue la creación de un
espacio de incertidumbre donde sentir y pensar de forma lineal sea imposible,
en el que quizás “no existen mapas”
que dirijan y controlen nuestra percepción del mundo.
15. Taller del autor (1966-1999) Volumen I. Javier Egea. Como imprescindible complemento de la publicación, por Bartleby
Editores, de la poesía completa de
Javier Egea, se integran en este
primer volumen de sus prosas aquellos textos que acompañaron
al escritor granadino tanto en el proceso de creación como en su
participación activa en la vida literaria de la época, especialmente
en la Granada de finales de los setenta y primeros ochenta.
Presentaciones de libros, entrevistas, reflexiones sobre autores
como Alberti o García Lorca, Bertolt Brecht o Pablo Neruda, sobre
los poetas de la generación del 50, introducciones a sus propias
lecturas sobre el nacimiento de la “otra sentimentalidad”. Un
auténtico “taller del autor” que nos habla de sus filias y sus fobias
y que, sobre todo, nos permite proyectar una mirada distinta,
heterodoxa y nueva a la vez, sobre un tiempo decisivo para la
poesía española contemporánea. Un valioso y atractivo material,
debidamente anotado y contextualizado, para los lectores de uno
de los más hondos e inquietantes poetas andaluces de la segunda
mitad del siglo XX:
Javier Egea
16. La ciudad. Diego Jesús Jiménez. La
ciudad, con el que Diego Jesús Jiménez obtuvo el premio
Adonais de 1964, es un libro innovador, hasta cierto punto insólito, que, 50
años después de su publicación, mantiene plena vigencia. El paso del tiempo no
solo no ha atenuado sus calidades, sino que las ha intensificado. Es un libro
vivo que gana en cada nueva lectura. Un poemario no ajeno a las conquistas de
la mejor poesía en castellano de la primera mitad del siglo XX: en él hay
despuntes surrealistas, hay carga meditativa, hay una peculiar mística laica y
una dimensión universal de la experiencia “ciudadana” del poeta (Priego,
Madrid, Cuenca), ceñida no solo a lo vivido, sino al propio acto creador. Es,
además, un libro de la memoria: personal y colectiva. Esta edición de Bartleby
Editores, conmemorativa de su medio siglo de vida, se acompaña de un riguroso
prólogo de Tomás Néstor Martínez y de un complemento de notas críticas sobre la
evolución de los poemas de Juan Manuel Molina Damiani.