Un café con leche con una porra me ha costado 1,50 €.
Una hora y cincuenta y siete minutos de aparcamiento en el centro de Madrid, 4,20 €.
Cambiar las cuatro pastillas de freno del coche (incluida la mano de obra del operario, una media hora) 87 €
Un corte de pelo 13,50 €
Una entrada para el musical infantil Peter Pan, en el teatro La Latina, da lo mismo que los niños tengan 3 o 5 años (pagan igual que un adulto), para un espectáculo que dura dos horas incluido el preceptivo intermedio, cuesta 30 € (más dos y pico de gastos de gestión por internet ¿qué gastos?)
Una barra de pan 0,60 €
Una lata de coca-cola en una gasolinera 1,25 €
Os recomiendo leer el primer epígrafe del artículo que Manuel Rodríguez Rivero firmó el pasado sábado en el suplemento de cultura de El País (Babelia). No sé si, por su larga experiencia profesional en el sector, habría que recordarle que después del autor, el editor es quien se lleva la segunda menor porción porcentual del pvp. Y eso después de asumir un anticipo sobre los derechos, una traducción y una producción. No está mal ondear la bandera del binomio calidad-precio pero ¿sobre quién?¿a cuenta de qué?¿De las majors o de los indies? Al hablar del precio, lo hacemos ¿sobre qué tiradas medias?¿cuál es la tendencia de éstas? Tomo este último término, el de indies, porque hace ya tiempo que se lo leí a Félix Romeo en su artículo en ABCD y ahora veo que Manuel Rodríguez Rivero lo retoma en su página semanal. Y como repudio las etiquetas y no acudo a cenas habitualmente pues, vaya, que uno se siente fuera de lugar cuando otros las exhiben...
Nota: Editor indie (¿editor indi-spuesto, editor indi-ferente, editor indi-gnado, editor indi-gente, editor indi-gesto, editor indi-stinguible, editor indi-scutible?)
La otra ciudad: Santander
Hace 10 años
4 comentarios:
esto es de locos, ya no sé ni en que mundo vivo; si antepongo
mi voracidad por consumir a mi debilidad por la lectura quiere deicirse que el tiempo que tengo que dedicar a elegir lo que verdaderamente me interesa leer es cero, pues mis bosillos estarán vacíos después de sólamente haber adquirido todo aquello supuestamente tan bueno que nos indican ciertos críticos y lo publicitan los grandes medios hasta la saciedad; con lo cual, entiendo que nos toman por gilipollas y que mi críterio como lector es nulo.
editores "minoritarios", buena os va caer como empiencen a hacerle caso.
x cierto, gracias por el guiño del post anterior.
abrazos.
El otro día una amiga nos juntamos a tomar unas cervecitas por Tirso: 3 claras y una caña, 18€. Por suerte invitaba ella. Con el mismo dinero, yo me hubiera comprado un libro. En tiempos de crisis, yo eligo alimentos no-perecederos.
Un saludo, Pepo.
Hola
Recuerdo una ocasión, cuando debía tener unos ocho años, un día de gran calor, mi madre me puso en este brete: o me compraba un helado de cucurucho (de vainilla) o un cómic, que un tipo vendía en la calle a las puertas del Simago del barrio.
Tras pensarlo elegí el cómic. Hablaba de unos personajes llamados Quena y el Sacramús... una historia de extraterrestres en un contexto americano, un Perú inca.
Leí el cómic decenas de veces.Conservo viñetas muy grabadas en la memoria. Estoy seguro de que si hubiese elegido el helado hoy no recordaría nada de ese día.
Saludos
indi.scutible
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