30/12/15

Los 16 libros del año 2015

Es tiempo de listas. Listas que elaboran críticos y medios. Listas con muletas donde ni están todos los que son ni son todos los que están. Listas que se ordenan según los gustos y lecturas personales de críticos que son, a la vez, juez y parte: poetas, narradores y críticos. Vengo diciendo desde hace días que, en Bartleby, nos gustan mucho las listas, en especial aquellas en las que salen nuestros títulos. Qué otra cosa decir. Así que aquí os dejamos nuestra mejor lista: la de los 16 libros que hemos publicado en estos últimos 12 meses (para predicar en el desierto, claro):

1. La cabellera de la Shoá. Félix Grande (epílogo de Juan José Lanz). Tal como relató Félix Grande, antes de visitar el campo de Auschwitz-Birkenau, ya había viajado en otras dos ocasiones a Polonia, pero no había acudido al campo de concentración “quizá por cobardía”. Cuando lo hizo “creía que conocía prácticamente todo el horror que había allí”, pero no fue así. Lo que más le sobrecogió fue la enorme mata de pelo de mujer que se exponía en un escaparate de cristal a la mirada del visitante. La Guía del Museo de Auschwitz lo describe como sigue: “El Ejército Soviético encontró en los almacenes, al proceder a la liberación del Campo, cerca de 7000 kg de pelo humano, empaquetado en sacos de papel. Era solo un resto que las autoridades del Campo no tuvieron ya tiempo de enviar a las fábricas situadas en Baviera, para su transformación […]. Con el pelo se fabricaba una especie de sayal.” Esos cabellos humanos son el origen de La cabellera de la Shoá. Si el silencio es una alternativa cuando la palabra miente, como señalaba Steiner, también el lenguaje puede desvelar la verdad de lo inenarrable. Frente al silencio, el horror de Auschwitz habla a través de las esquirlas de lenguaje del poeta para decirnos su verdad. Del epílogo de JUAN JOSÉ LANZ 


2. Beat Attitude. Antología de mujeres poetas de la generación beat (selección, traducción y notas de Annalisa Marí Pegrum). Hubo mujeres. Relegadas a un segundo o tercer plano por un canon crítico que, aun en nuestros días, sigue mitificando a las figuras masculinas del movimiento, las escritoras de la generación beat no se limitaron a ser meras amantes, esposas o amigas: también fueron escritoras prolíficas que, en numerosas ocasiones, no obtuvieron el suficiente reconocimiento. Beat Attitude, antología de mujeres poetas beatniks seleccionada y traducida por Annalisa Marí Pegrum, viene a restañar, en buena medida, esta laguna existente en las ediciones en español con una disección que incluye los poemas de Elise Cowen, Joanne Kyger, Lenore Kandel, Diane di Prima, Denise Levertov, ruth weiss, Janine Pommy Vega, Hettie Jones, Anne Waldman y Mary Norbert Körte. Es la vibrante poesía de unas mujeres atribuladas que se vieron obligadas a luchar contra las restricciones de la cultura, la familia y la educación imperantes en la Norteamérica de los años 50 y 60 para desarrollar su talento artístico. Hubo mujeres. Aunque a veces no lograran salir del segundo plano del encuadre, sí hubo mujeres. En las páginas de este libro está la respuesta.

3. Haz lo que te digoMiriam Reyes. Con Haz lo que te digo, cuarto libro de la autora, Miriam Reyes alcanza su madurez poética. Es como si después de bucear en las entrañas del yo, de degradar al sujeto más allá del límite de lo grotesco y de recuperar su propia genealogía deformada, la poeta entendiese que solo con la semántica del cuerpo no podía abarcar la complejidad del diálogo. Así, decide cerrar su diario de la negación para construir un modelo comunicativo. Y quizá el imperativo del título sea señal de esto: Haz lo que te digo no representa un acuerdo de sumisión en una relación, sino una invitación a la transgresión que tenemos que aceptar para disfrutar de la lectura. FRANCESCO ARDOLINO



4. En soledad con ella (Antología 1948-2015). Angelina Gatell. Tal y como ocurre con toda gran poeta, Angelina Gatell es propietaria de un mundo exclusivo e intransferible aunque compartido con las mujeres que han vivido su tiempo: el amor como flecha de luz en una realidad sombría, la memoria colectiva como parte esencial de la memoria histórica de nuestro país, la memoria íntima y personal, la crítica al autoritarismo en todas sus formas, el canto a la libertad y a favor de los derechos de las mujeres, los amigos, la poesía de los otros y, sobre todo, de las otras, y la vida cotidiana y sus servidumbres. Con En soledad, con ella el lector tiene en sus manos toda una crónica sentimental convertida en verso. Una crónica sentimental que es también un recorrido por nuestra historia reciente, desde la posguerra hasta los comienzos del siglo XXI: una historia llena de luces y de sombras pero en la que Angelina Gatell, una de nuestras grandes poetas, ha depurado especialmente las sombras. Algo difícil de evitar por quien fue “niña de la guerra”. Y con quien ha vivido hermanada, pese a una honda conciencia de soledad, “con ella”: con la Poesía. Poesía con mayúscula, sin duda. MANUEL RICO.


5. La derrota de nunca acabar. Miguel Naveros. Las secuelas de nuestra Guerra Civil sobre la conciencia colectiva alcanzan a varias generaciones: son heridas que no acaban de cicatrizar. Los protagonistas de los once relatos de La derrota de nunca acabar, que comparten con su autor el nombre Miguel, reflejan la intensidad de esas consecuencias. Hombres y mujeres que vivieron la guerra y, en su caso, la postguerra, en el lado de los vencidos; hombres y mujeres que fueron poseedores de un sueño y de no pocas utopías barridas por la derrota de abril de 1939. Generación tras generación, en secreto o a viva voz, la Historia y las historias han sido transmitidas a los más jóvenes por quienes protagonizaron la tragedia que provocó el golpe de estado contra la II República. Emociones, dolor, humor, pasión por la cultura y por la poesía, amor, esperanza y decepciones: todo ello está en esta colección de relatos en la que Miguel Naveros nos habla del pasado para situar al lector de hoy ante las renuncias y olvidos del presente y ante los desafíos de un siglo XXI en el que la memoria histórica seguirá interpelándonos. " w:st="on">la Poesía. Poesía con mayúscula, sin duda. MANUEL RICO.


6. Ficciones para una autobiografía. Ángeles Mora. Rastreando en los lugares de la memoria, con unas gotas de ácido o con un dedo de ternura y otro de sarcasmo, Ángeles Mora, una de las voces más sólidas de la poesía española actual (femenina o no femenina) nos ofrece en su último poemario una autobiografía fictiva donde se mezclan el mundo de ayer y el mundo de hoy. Consciente de que toda autobiografía es mentirosa, edulcorada o maldita, se limita a constatar ese carácter de ficción (esa mentira que se usa cuando se quiere decir alguna verdad) para resaltar el carácter de la autobiografía, para recuperar la memoria y desvelar sus lugares y sus tiempos. Porque la memoria siempre está ahí, es el refugio de ahora mismo. Las ficciones, pues, se utilizan para no dejar que las verdades se escapen por las grietas de la memoria, y así la autobiografía “finge” que se despoja de cualquier máscara para preguntarse si es otra mentira o no, para arrancarle al poema su verdad. En suma, la sabiduría poética que ya nos había mostrado Ángeles Mora en anteriores libros vuelve a presentársenos en Ficciones para una autobiografía con su mayor lucidez. JUAN CARLOS RODRÍGUEZ


7. Carencias. Esteban Martínez Serra. ¿Para qué más está la poesía, sino para salir de las ficciones sentimentalistas de la vida y verla de cuerpo entero? ¿Para qué más puede ser la poesía sino para visibilizar el esqueleto de lo vivo que no vemos? ¿Para qué sirve la poesía sino para anunciar lo que está roto en el orden natural? ¿Para qué está la gran poesía sino para que ese final que ya conoces te parta en dos o te dé la vuelta de adentro para afuera? En un poema sobre la poesía moderna Wallace Stevens afirmaba que esta es una puesta en escena, pero que es a la vez el escenario y el espectador. Sin duda es Carencias entonces un poema moderno, escrito en un tono de parábola. Intemporal se diría, aunque nunca antes se pudo haber escrito, no antes de que el mundo rodara hacia su abismo y rompiera su orden natural, y las palabras son aquí el dominio exclusivo de Esteban Martínez Serra y las criaturas que atiende son su hijo y su padre, aunque sean buitres. VALERIE MEJER

8. Cuentos de los viernes. Justo Sotelo. Los Cuentos de los viernes son una historia de amor entre “ella” y “él”, dos personajes sin nombre que no pertenecen a un país concreto. Se aman a través de la literatura, en la realidad y la ficción. A lo largo de la primera parte, UNO, van descubriendo poco a poco la realidad del mundo en el que viven a través de sus cuerpos, de los sentidos, de sus miradas. En la segunda parte, DOS, empiezan a convertirse en literatura, y es ahí donde su historia de amor pretende hacerse eterna, algo que consiguen en el encuentro de sus almas, TRES, donde el tiempo y el espacio desaparecen y solo quedan ellos, “él” y “ella”, fundidos en el Universo. Por eso el lenguaje también se extingue con ellos tras alcanzar el clímax. Estos microrrelatos son una selección de los cuentos publicados por Justo Sotelo durante los años 2014 y 2015 en el Diario Progresista, donde han tenido un gran éxito de lectura y magníficas críticas.


9. La oscura voz del cisne. Angelina Gatell. Angelina Gatell, en este su octavo libro de poemas, se enfrenta a la memoria personal y a la memoria colectiva de un tiempo que ha dejado una profunda huella en la conciencia de varias generaciones. Y lo hace recobrando la densidad y el calor de las amistades vividas y de los momentos compartidos con quienes son parte esencial de la historia de la poesía en castellano del último medio siglo. Los amigos que llenaron tertulias memorables, las amigas con las que maduró entre sueños y decepciones, los instantes de amor, de felicidad compartida o de dolor e incertidumbre. La oscura voz del cisne está hecha de poemas intensos, reflexivos, cargados de emoción, en los que se transparenta, más allá de la propia experiencia de la autora, la respiración de quienes, a lo largo de su dilatada vida, han contribuido a edificar su biografía, su educación sentimental y cultural, su poesía en definitiva. Eso sí, tamizada por la cotidianidad del tiempo joven evocado, por la melancolía ante las pérdidas, por la proximidad de la muerte: Hierro, Blas de Otero, María Beneyto, Vicente Aleixandre, Pablo Neruda, Ángela Figuera, Meliano Peraile o Gerardo Diego regresan junto a muchos otros seres y escenarios cercanos y queridos (el padre, los hijos, la hermana, la ciudad de entonces, un histórico café…), parte esencial del imaginario que aguarda “en un lugar de mí donde pervive / algo del él, del tú, del yo que aún duelen tanto”. MANUEL RICO


10. El Sur. Marcin Kurek. Ante la inminencia de una fatalidad, imaginada o real, el pensamiento humano se rebela y busca una jus­tificación de la vida a través de un recuento de los acontecimientos por los que ha pasado, establece relaciones a partir de hechos que son en realidad arbitrarios e inten­ta darle un sentido, aunque este se resista a quedarse dentro de un marco racional. Así es como construye su propia imagen, partiendo de una serie de premisas que resultan ser ilusorias. El protagonista del poema largo El Sur de Marcin Kurek piensa que está en sus últimas horas de vida después de saber que ha bebido de una botella en la que habían traído, en un viaje por Europa hasta Polonia, una rama de adelfa. A partir de ese momento, empieza un viaje en su interior, un repaso mental que va en varias direcciones: es geográfico, donde tienen una gran presencia Italia, Francia o España, es temporal y es intelectual. Realiza su propia “anábasis” en un sentido literal y en un sentido metafórico. Galardonado en 2010 con el Premio de la Fundación Koscielski, uno de los más prestigiosos de su Polonia natal, El Sur es un gran poema de la modernidad  XABIER FARRÉ


11. Cíngulo y estrella. Marta Sanz. Cíngulo y estrella, cuarto poemario de Marta Sanzes un cancionero de celebración. De celebración de dos cuerpos que se reescriben el uno al otro mientras el tiempo pasa. Treinta años. Estos poemas hablan de lo que el amor leal puede tener de subversivo en una época en que la pornografía deja de transgredir las normas para convertirse en moneda de cambio del capitalismo. Hablan de la falta de solemnidad de la convivencia, de la compañía, del amor como sentido de la propiedad y del ahorro. De la pereza y de la generosidad como acto reflejo. De las mutaciones del sentimiento y de que no todas las mutaciones significan desgaste. 
La palabra nace de la dificultad y del atrevimiento de llevarle la contraria y corregir formas aletargantes, cursis y domesticadas, de expresar y sentir el amor. Se aspira a renovar el imaginario al uso para indagar en la pasión amorosa y sus metamorfosis; en la sexualidad genital y en otros conceptos de la sexualidad; en los celos retrospectivos, los encuentros imposibles, los malos augurios y las relaciones condenadas a morir que, pese a todo, persisten. 
Cíngulo y estrella es un cancionero. Una mujer casada cuenta una historia. Con alegría y una punta de cinismo.


12. Cuando dijiste no ¿querías decir nunca? Fani Papageorgiou. Es de celebrar que se edite ahora por primera vez en español Cuando dijiste no, ¿querías decir nunca?, primer poemario de Fani Papageorgiou, griega de nacimiento, formada en los EE. UU. y residente desde hace años en Londres. La de Papageorgiou, como toda buena poesía, no busca cosas extrañas sino lo que de extraño hay en las cosas. Una intención de narrar la sentimentalidad del mundo desde el punto de vista de la anomalía, intención que por un breve instante de tiempo une la intención de la poeta con la del científico. La mirada extrañada que tuvo que tener Newton para ver lo raro que es que una manzana siempre caiga hacia abajo y no hacia arriba, no se diferencia de la mirada extrañada que tiene Fani Papageorgiou para decirnos tan certeramente cómo termina el amor o cuando propone una delirante y sorprendentemente empírica Escala de Beaufort (aquella que mide la velocidad del viento). Intuiciones que en sí mismas crean una red de analogías tan seminales de la tradición como contemporáneas. La poesía en nuestro idioma está de enhorabuena con esta publicación. AGUSTÍN FERNÁNDEZ MALLO

13. Buena gente. David Lindsay-AbaireMargarita, la protagonista de Buena gente, es una heroína de nuestros días. Madre soltera de una chica de cuarenta años que tiene un severo retraso físico y psíquico, Margarita hace todo lo que puede para sobrevivir con su hija en un mundo cada vez más frío, más inhumano y más cruel para la gente a la que la suerte les ha sido esquiva. Los personajes de Buena gente están tan bien construidos que uno casi siente que los conoce o que, al menos, se ha cruzado muchas veces con ellos. Da igual que vivan en Boston, Buenos Aires o Madrid, o que se llamen Margaret o Margarita. Y es que David Lindsay-Abaire y su protagonista lo tienen muy claro: tu vida puede cambiar solamente con un golpe de suerte y Margarita, como cualquiera de los millones de personas que habitan en las grandes ciudades del primer mundo, nunca lo ha tenido. Quizá también podría haberle ido mejor si no hubiera sido tan buena gente, pero ella nunca eligió ese camino. Cuanto más se acerca el teatro a la vida más me gusta. Y esta obra, ya lo verán, es pura vida. DAVID SERRANO

14. Sistemas inestables. Rubén Martín¿Y si un poema pudiera deformar la realidad, filtrarse por sus poros, sustituirla lentamente?”. Las cinco composiciones que forman este libro, independientes pero comunicadas entre sí, son Sistemas inestables que proponen diferentes respuestas, desviándose de sus puntos de equilibrio para cuestionar en ese movimiento las fronteras entre identidad y alteridad, pureza e impureza, lo vivo y lo inerte, el yo y sus prótesis. Mediante un lenguaje que se interroga a sí mismo y no oculta las huellas del proceso de escritura, Rubén Martín persigue la creación de un espacio de incertidumbre donde sentir y pensar de forma lineal sea imposible, en el que quizás “no existen mapas” que dirijan y controlen nuestra percepción del mundo.


 15. Taller del autor (1966-1999) Volumen I. Javier Egea. Como imprescindible complemento de la publicación, por Bartleby Editores, de la poesía completa de Javier Egea, se integran en este primer volumen de sus prosas aquellos textos que acompañaron al escritor granadino tanto en el proceso de creación como en su participación activa en la vida literaria de la época, especialmente en la Granada de finales de los setenta y primeros ochenta. Presentaciones de libros, entrevistas, reflexiones sobre autores como Alberti o García Lorca, Bertolt Brecht o Pablo Neruda, sobre los poetas de la generación del 50, introducciones a sus propias lecturas sobre el nacimiento de la “otra sentimentalidad”. Un auténtico “taller del autor” que nos habla de sus filias y sus fobias y que, sobre todo, nos permite proyectar una mirada distinta, heterodoxa y nueva a la vez, sobre un tiempo decisivo para la poesía española contemporánea. Un valioso y atractivo material, debidamente anotado y contextualizado, para los lectores de uno de los más hondos e inquietantes poetas andaluces de la segunda mitad del siglo XX: Javier Egea

16. La ciudad. Diego Jesús Jiménez. La ciudad, con el que Diego Jesús Jiménez obtuvo el premio Adonais de 1964, es un libro innovador, hasta cierto punto insólito, que, 50 años después de su publicación, mantiene plena vigencia. El paso del tiempo no solo no ha atenuado sus calidades, sino que las ha intensificado. Es un libro vivo que gana en cada nueva lectura. Un poemario no ajeno a las conquistas de la mejor poesía en castellano de la primera mitad del siglo XX: en él hay despuntes surrealistas, hay carga meditativa, hay una peculiar mística laica y una dimensión universal de la experiencia “ciudadana” del poeta (Priego, Madrid, Cuenca), ceñida no solo a lo vivido, sino al propio acto creador. Es, además, un libro de la memoria: personal y colectiva. Esta edición de Bartleby Editores, conmemorativa de su medio siglo de vida, se acompaña de un riguroso prólogo de Tomás Néstor Martínez y de un complemento de notas críticas sobre la evolución de los poemas de Juan Manuel Molina Damiani.




31/1/15

Los lunes, de Ignasi Vidal, al sol


Hace ya dos años que Esther Santos Tello, por aquel entonces sólo una entusiasta desconocida metida a agente literaria, me vendió su primera moto: publicar una obra de teatro escrita por un actor nacido en Barcelona y residente en Sevilla de nombre Ignasi Vidal.

Vidal trabajaba por entonces en el montaje ambulante que recorría España, de teatro en teatro, representando el musical "La bella y la bestia". Él cumplía con el papel protagonista masculino, embutido tras una máscara bestial (no podía ser de otra manera) y varios kilos de maquillaje. La idea era simple: vender nuestro libro, El plan, entre el resto del merchandising del musical. Os podéis imaginar el fiasco. Pero, gracias al optimismo y la buena disposición de Ignasi, pudimos organizar varias presentaciones librescas por la geografía patria. Llegar a rincones de otra manera inaccesibles. Zaragoza, A Coruña, Sevilla, Valencia. Seguro que alguna capital más que ahora no recuerdo. Puestos a soñar resultó que la dupla Vidal/El plan fue el segundo libro más vendido en el Sant Jordi de aquel año en la parada que organizaba una conocida llibrería de la ciudad condal de cuyo nombre ahora no me acuerdo. Por delante de muchos escritores con galones.

En fin, parecía que el sueño de El plan languidecía como lo hacen la mayoría de los libros (y más dos años después de su publicación) cuando el tesón de ambos, Esther e Ignasi, nos lo han devuelto a las tablas madrileñas. A partir del próximo lunes 2 de febrero se va a estar representando en uno de los locales con más prestigio del circuito teatral alternativo de la ciudad: La Pensión de las Pulgas, al final de la calle de las Huertas, en pleno Barrio de las Letras. Ayer, con la lengua fuera (como le corresponde a todo editor enredado en su laberinto), llegué hasta allí para presenciar (junto a otro pequeño grupo de elegidos) el ensayo final.

Asistir a una representación de una hora y media del tirón en un espacio que no está pensado para dramas tan largos es un pelín incómodo. Vaya eso por delante. Yo creo que El plan se merecía un patio de butacas donde el abismo no se vea tan cerca y las piernas se puedan estirar. O tal vez no, porque presenciar el montaje que dirige el propio Ignasi con Chema del Barco, David Arnaiz y Javier Navares en plan estelar, es como contemplar en silencio en el salón de casa el encuentro de tres amigos, qué digo, de cuatro, porque uno se siente identificado con todas y cada una de las tramas de esta triste comedia que ideó Ignasi unos años antes de la crisis.

¿Una comedia más sobre la crisis y sus consecuencias pero escrita antes del advenimiento de la misma y el pinchazo de la burbuja inmobiliaria? ¿Ignasi Vidal en pose zahorí? La deslocalización de una fábrica, trasladada desde la imaginaria ciudad donde malviven los protagonistas hasta Polonia, conduce inexorablemente a las filas del paro a varios cientos de trabajadores. Gentes normales, como tú y yo, que de la noche a la mañana se ven abocados a poblar las filas del INEM sin mayores esperanzas. Habitantes del país del paro. Desheredados que pelean por el mínimo regalo que esconde una bolsa de pipas con sal y que beben cervezas por no morderse las uñas. Ellos tienen un plan y, de camino para cumplirlo o abortarlo, como todos los que antes pasaron por sus cabezas, transitan durante hora y media por esa minúscula línea que separa el precipicio de la nada. Una comedia triste, ésta de Ignasi Vidal, que nos enfrenta, como espectadores, a todos nuestros fantasmas. Esos que habitan en las habitaciones y neveras vacías de nuestras casas. Ni siquiera las carcajadas que nos sacan a ratos os van a salvar del pavor de ser compañeros de viaje. Que lo sepáis. Y que no dejéis de ir a verla, claro. A la salida seguiremos vendiendo ejemplares del libro con el que empezó este viaje que apura nuevas etapas.


3/8/14

Hacia Soria y su EXPOESIA 2014

Arranca este atípico mes de agosto con los cielos barruntando tormenta y el editor dispuesto a hacer, una vez más, el equipaje. Esta vez la cita será en Soria. En la capital machadiana por excelencia. Cambiamos el abrigo de la librería Molist, en la Feria del Libro de A Coruña, donde el pasado verano comenzamos el mes de agosto al pie del cañón, por la incógnita de una nueva etapa. Se anuncia la programación de su encuentro anual con la poesía, Expoesía, dedicado en 2014 a los "Poetas malditos". Bartleby atenderá, por vez primera, del 5 al 10 de agosto, la caseta dispuesta a tal efecto en la Alameda de Cervantes. Será un placer ver qué nos deparan el estío soriano y sus poetas. Acudimos a esta convocatoria con dos citas marcadas en la programación: la presentación de la antología En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis, que ya camina con paso firme hacia su tercera edición, y el análisis de la poesía y la figura de uno de los poetas olvidados que nos legó la segunda mitad del siglo pasado: el granadino Javier Egea. Seguiremos informando.

21/4/13

Tarde de domingo en la Feria del Libro de Granada

"Antídoto contra la comparsa de poetas subvencionados", la sombra de Javier Egea y su poesía inédita sobrevoló hace un rato la caída de esta tarde de primavera en la Feria del Libro granadina. La presentación, segunda puesta de largo del volumen II de la poesía completa en la capital andaluza, contó con la intervención de Juan Carlos Rodríguez, maestro y guía de Egea (y tantos otros poetas granadinos), de Jairo García Jaramillo -prologuista de este volumen y estudioso de la obra de Quisquete- y Manuel Rico, director de la colección Bartleby Poesía.


"¿Es posible sentar al poema en un diván"?, se preguntó J. C. Rodríguez después de saludar la publicación definitiva de la obra poética de Egea tras años de controversias. "La memoria miente y los poemas siempre mienten al contar su verdad objetiva", pero aquí está el taller del poeta y esto es motivo de regocijo.

El acto resultó emotivo, gratificante como las poderosas palabras del poeta, un soplo de frescor en el sopor primaveral de esta tarde de domingo granadino. Tuvo su punto de sarcasmo con la lectura de alguno de los sonetos de Egea y de otros sobresalientes poemas excluidos por el propio poeta del cuerpo definitivo de su libro Paseo de los tristes. Tiene Egea, su voz, la verdad de la poesía que conmueve por encima de las tormentas y de los naufragios. Un bálsamo contra los descreídos.

Mañana de domingo en la Feria del Libro de Granada

Mañana de domingo primaveral en Granada. Me tomo una cerveza en Chikito, la taberna donde García Lorca tenía su tertulia. Las paredes están repletas de fotografías de famosos de la farándula y el deporte que en los últimos treinta o cuarenta años han pasado por el establecimiento. El mordisco del tiempo es inmisericorde. Viejas glorias del celuloide o de heroicas competiciones ciclistas de tardes de julio en el Tour posan sonrientes, ignorantes de que un par de décadas después empolvarán solo los recuerdos de los más mayores. Y después, nada.

Me siento tentado de escribir un breve tratado de antropología del lector. Del lector de un domingo de primavera en cualquier feria del libro andaluz y, por extensión, de cualquier ciudad española de mayor o menos tamaño. Dice el librero con el que compartimos caseta que el asunto está animado. La gente sale de paseo. Pues qué bien.

Improviso estrategias comerciales: los libros muestran la contraportada para incitar la curiosidad de los paseantes. Apenas sorprendo a tres o cuatro, los más atentos al cambio de cartas. Para el resto, los que pasean con la ropa de domingo, bien atusados, siguen sumergidos en esta especie de invisibilidad que produce la acumulación de editoriales, títulos, autores.

Imagino maniobras de marketing para el futuro. Si es que el futuro existe. Por dónde tirar de aquí en adelante. Son casi las dos y media, hora de cierre. Como comenté en un reportaje de tapeo por la ciudad que se publica en el nº de mayo de la revista DeViajes, en Granada la tapa es más importante que la Alhambra. Y a eso me pongo. Salud.

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